El género y el cliché La noción de género se basa en un cierto número de convenciones inmediatamente reconocibles. Un filme pertenece a un género preciso, si adopta sus convenciones (o, en una cierta medida, si reacciona contra ellas). Así, en todos los «westerns» se encuentran unas situaciones típicas. Por ejemplo, cuando el tirador de «élite» entra en un «saloon», siempre encuentra en el bar a alguien que le provoca y le obliga a demostrar a los presentes —y, de paso, al espectador— que él es, desde luego, el más rápido. Un buen filme de género se reconoce en la habilidad con que se utilizan esas situaciones y esos caracteres estereotipados para crear efectos nuevos e inesperados, o incluso invertidos para provocar impresiones contrarias a las que se esperan lógicamente. Pero, en todos los casos, el placer del público procede de que encuentra un campo conocido. Esta noción de género es indispensable para explicar el cine americano. En el sistema de producción hollywoodense, los más grandes éxitos se debían, no a la originalidad del realizador, sino a la eficacia de los clichés perfectamente acabados con que el realizador jugaba. El conocimiento de todos los géneros cinematográficos es indispensable para apreciar el trabajo llevado a cabo por los realizadores.