Los ballets del comienzo de este siglo: la renovación
Los Ballets rusos El 18 de mayo de 1909, en el teatro del Châtelet, de París, se presenta la primera temporada de verano de los Ballets rusos, dirigidos por Serge de Diaghilev. Desde 1906 este hombre se había convertido en un exportador del arte ruso hacia Francia, organizando una exposición de pintura y también conciertos de música rusa en 1907. El primer espectáculo reunía varios ballets con música de Cherepnin, Borodin, Rimski-Korsakov, Glinka, Chaikovski y Glazunov. El éxito fue muy grande y las grandes primeras bailarinas, Anna Pavlova y Tamara Karsavina y, en especial, el bailarín Vaslav Nijinski fascinaron al público de París. El conjunto del cuerpo de baile constituye un todo de una cohesión excepcional, ya que cada bailarín intenta, antes que nada, armonizar sus gestos en función de los de sus compañeros. El éxito de los espectáculos de los Ballets rusos desde sus primeras presentaciones debe mucho a esa unidad del conjunto, a esa fusión de las artes realizada por Diaghilev y sus colaboradores. La coreografía, los decorados, los trajes y la música están fundidos en una estricta e idéntica voluntad de perfección.
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