San Patricio: un apóstol en el s. v La inserción de Irlanda en el espacio europeo se va a llevar a cabo mediante la cristianización, obra de San Patricio. Nombrado obispo de Irlanda, consigue rápidamente un gran éxito en su tarea de evangelizar la isla sin dar lugar a graves enfrentamientos con la tradición druida. De hecho, en el interior de la Irlanda cristiana permanece un fondo arcaico del celtismo. Al no ser un erudito, Patricio se apoya principalmente en los textos bíblicos. A su muerte, el cristianismo irlandés se traduce principalmente por una extraordinaria expansión del monaquismo. Del mismo modo en que los cristianos sirios o egipcios de los s. III y IV se iban a vivir solos en medio del desierto, en Irlanda son numerosísimos los hombres y mujeres que se instalan en ermitas emplazadas en lugares solitarios que, en su mayor parte, constituían ya sitios privilegiados en la sociedad druida. Posterior y paulatinamente, se van desarrollando comunidades monásticas que servirán de refugio a los numerosos estudiantes y monjes que huirán del continente, a causa de los desórdenes que tendrán lugar en los s. VI y VII.