Multitud y variedad La espectacular variedad de formas debería provocar en los hombres sensibles a la magnificencia de la naturaleza una gran admiración ante la vida, y un deseo de conocer mejor a sus personajes, de comprender su modo de vida, de descubrir los móviles ocultos, de penetrar en sus secretos misterios. La aventura queda al alcance de quien sabe ver un mundo en una simple charca, bajo la corteza de un árbol o en el interior de un terrón. ¡Cuántas satisfacciones y enseñanzas pueden obtenerse siguiendo con la mirada a las golondrinas, a la laboriosa hormiga, al musical grillo, a la cetonia, devoradora de flores, pero dotada de un esplendoroso ropaje dorado, a los gusanos de luz, al escarabajo, carente de atractivo externo pero que resulta fascinante por su actividad curiosa e incansable! Con ayuda del microscopio puede descubrirse el bullicio de seres minúsculos, y, ampliando los horizontes, pueden encontrarse bestias enormes, como una ballena o un elefante. ¡Qué cantidad de animales menudos, pesados, delicados, acorazados, articulados, simétricos, irregulares, puede contemplarse! ¡Qué cantidad de formas, de constituciones extrañas, de perfectas armonías, de criaturas barrocas! Así es la naturaleza.