Capítulo 3. La nada y la carga eléctrica: el tubo de vacío
En la primera década del siglo XX hemos visto nacer la electrónica, soportada por la aparición de las válvulas o tubos de vacío. Sin duda, la invención del triodo termoiónico constituyó un salto importante en el avance de las comunicaciones radioeléctricas, es decir, en la emisión y recepción de señales electromagnéticas a distancia y sin cables. Para entender esto hay que comprender que, sin la capacidad de amplificar las señales eléctricas[1], el alcance que estas podían tener estaba muy limitado.Tanto por cable —telegrafía y telefonía— como por el éter —radio— se hacía difícil superar las decenas de kilómetros. La introducción en el diodo de vacío de un tercer electrodo, que se denominó “rejilla” por su forma[2], permitió controlar eléctricamente el flujo de electrones que podían pasar desde el cátodo —una vez alcanzada una temperatura adecuada— hasta el ánodo. La rejilla no podía estar nunca demasiado negativa —en...
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