El virreinato de Nápoles
Un onírico puerto de Toledo es el recurso literario utilizado por Anna Maria Ortese en novela de homónimo título[1] para subrayar el componente hispánico y borbónico característico de Nápoles. Espíritu que aún hoy deambula entre los muros del majestuoso palacio real y recorre la centenaria via Toledo. La relación viene de lejos, se remonta al siglo XV cuando el quinto Alfonso de Aragón incorpora a su reino el espacio napolitano, la edad aragonesa, en detrimento de la casa de Anjou. Después, a partir de 1503, durante la católica monarqu ía de Isabel y Fernando, Nápoles se constituye en virreinato, la edad española. Por espacio de dos siglos ejercieron los virreyes en tierras del mezzogiorno. Gonzalo Fernández de Córdoba inicia una larga lista cerrada por Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, quien el año 1707 dio paso a la corte de Viena tutelada por el monarca Leopoldo I. En el intervalo Juan de Aragón, conde de Ribagorza; Pedro Álvarez de...
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