Fijación de los juveniles del mejillón
Introducción Después de un período de vida planctónica, las larvas del mejillón y otros moluscos bivalvos alcanzan un estadío de desarrollo que las prepara para la vida bentónica y que se conoce como «pedivelíger» (Carriker, 1961). Este estadío se caracteriza por el desarrollo de una mancha ocular conocida como ojo, del órgano pedal o pie y por conservar el velo, lo cual les permite nadar y reptar sobre el sustrato; en el mejillón esto ocurre cuando la larva ha alcanzado una talla alrededor de 300 µm y se dice que es competente para la fijación (Eyster y Pechenik, 1987; Widdows, 1991). Según Verwey (1959, 1966) y Bayne (1964, 1965, 1976) en esta etapa el mejillón posee fototropismo negativo y geotropismo positivo por lo que se encuentra cerca del fondo. Los movimientos reptantes y natantes están asociados a un comportamiento de búsqueda, durante el cual la larva puede o no recibir estímulos que desencadenan la fijación y metamorfosis (Bayne, 1965). Después de la fijación mediante la secreción del biso, la larva pierde o reabsorbe el velo y se lleva a cabo la metamorfosis que consiste en la reorientación de estructuras, incremento de la complejidad de los sistemas orgánicos y la secreción de la disoconcha o concha de adulto (Bayne, 1971).
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