A Dorila

02/07/2013 501 Palabras

A Dorila de José María Blanco White Te engañas, mi Dorila, si juzgas que rendido de amar sin esperanza se verá el pecho mío; que no, no es tan tirano, cual dicen, el Dios niño, y sabe aun con las ansias dar premios exquisitos. Son necios los amantes que llaman su dominio cruel, y que maldicen sus cadenas y grillos. Dorila, yo te adoro; y el ardor en que vivo, es el premio y la gloria que el adorarte pido. Peno ¡ay triste! mas tengo en tu rostro divino de mis crueles ansias un dulce y cierto alivio: pues aun cuando mi pecho más agitado miro, volviendo a ti los ojos ledo que da y tranquilo. Y si del rostro amable el influjo benigno me es negado, y ausente mi fuego es más activo, tu dulce nombre entonces tiernamente repito, y un nuevo fuego enciendo, con que aplaco el antiguo. ¡Ay! de esta suave llama los amantes deliquios sólo es dado gozarlos a quien sabe sentirlos. Zagala, no te engañes, que aun el más afligido pagado está, si logra dar a tiempo un...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info