Ana Karenina VII: Capítulo VI
Ana KareninaSéptima parte: Capítulo VI de León Tolstoi –¿Acaso no reciben hoy? –preguntó Levin a la entrada de la casa de la condesa de Bohl. Sí, reciben. Haga el favor de pasar –dijo el portero quitando el abrigo a Levin. «Que lástima», pensó suspirando Levin. Se quitó un guante y, arreglándose el sombrero, se dirigió al primer salón. «¡Para qué habré venido!», iba diciéndose para sí. «¿Y qué les diré?» Pasado el primer salón, Levin encontró, a la puerta del siguiente, a la condesa de Bohl, que con el rostro grave y severo daba órdenes a su criado. Al ver a Levin, la Condesa sonrió y le rogó que pasara al saloncito contiguo, del cual salían rumores de conversación. En él estaban sentados, en sendas butacas, los dos hijos de la Condesa y un coronel moscovita que ya conocía Levin. Este se acercó a ellos, saludó y se sentó con su sombrero sobre las rodillas. –¿Cómo está su esposa? ¿Estuvo usted en el concierto? Nosotros no hemos...
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