Brenda : 33
Brenda : 33Los dos amigos de Eduardo Acevedo Díaz El golpe, como se ve, había sido rudo. Muchas horas pasaron antes que Raúl pudiera recobrar la calma y el reposo necesarios ara darse cuenta del hecho y de sus consecuencias ulteriores. ¡Cuán tristes las primeras que se siguieron a la revelación! La noche fue velada, llena de sombras, de fiebre y de pesar. Los abismamientos interiores se sucedieron en serie no interrumpida, a cada excitación nerviosa, lo mismo que acaece en los días de duelo. Todas las ilusiones que había acariciado en la ausencia, todas las esperanzas dulcísimas que la pasión fomenta y la fantasía engalana, surgían y revolaban en la boca de la sima en que se hundía su pensamiento atormentado, para desaparecer fugaces a cada asomo de la amarga realidad de su destino. En el fondo de aquella sima, no menos oscura y honda que un espacio insondable, vio agitarse la sombra muda y fatídica del...
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