Cosas de antaño
Cosas de antaño de Godofredo Daireaux ¿De antaño?... no tan viejas: apenas treinta años. ¡Pero Chivilcoy -y todo, en la República Argentina- ha cambiado y crecido tan rápidamente! A más, en la vida de un hombre -y aunque le parezca poco, cuando mira por atrás-, treinta años es un tirón; y de antaño, pues, bien le podemos decir al Chivilcoy de entonces, pobre pueblito de cuatro calles mal pobladas. Pueblo glorioso ya, sin embargo, no por haber visto, como tantos otros, su suelo regado por la sangre derramada en alguna batalla célebre, sino por haber inspirado palabras entusiastas y proféticas a Sarmiento, quien, en los campos de oro del trigo colonizador, acariciados por el pampero asombrado, veía, con razón, la más poderosa barrera contra las incursiones del salvaje. En aquellos días fue, nos contaba el viejo Simeón Montes, cuando conoció él a Carpio Caro. Era todo un tipo lindo: hombre alto y fuerte, hábil en todas las faenas del campo, luciendo siempre...
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