Cuarto Libro de La Galatea: 32
Y, dejándolas a ellas, se fue adonde el pastor estaba dando a aquellos pastores cuenta de la estraña condición de Gelasia y de las infinitas sinrazones que con él usaba. A su lado tenía el pastor la hermosa pastorcilla que decía que era su hermano, a la cual llamó Rosaura, y, apartándose con ella a un cabo, la importunó y rogó le dijese cómo se llamaba su hermano y si tenía otro alguno que le pareciese, a lo cual la pastora respondió que se llamaba Galercio y que tenía otro, llamado Artidoro, que le parecía tanto que apenas se diferenciaban, si no era por alguna señal de los vestidos o por el órgano de la voz, que en algo difería. Preguntóle también qué se había hecho Artidoro. Respondióle la pastora que andaba en unos montes algo de allí apartados, repastando parte del ganado de Grisaldo con otro rebaño de cabras suyas, y que nunca había querido entrar en el aldea ni tener conversación con hombre alguno después que de las riberas de Henares había venido....
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