Cumandá:15
Cumandá de Juan León Mera Capítulo XIV - El canje Hacía una hora que brillaban las suaves luces de la mañana contrastando con las del incendio. Las llamas habían devorado la mayor parte de las cabañas e invadido los matorrales y las masas de enea de las inmediaciones. Todos los salvajes aliados se ocuparon en matar el fuego y reparar en lo posible sus estragos. ¡Qué contraste tan espantoso! el campo de la fiesta de ayer es hoy campo de desolación: pocas horas antes donde hoy se llora, se reía; donde hoy se retuercen los agonizantes, se danzaba; los cantares se han trocado en gritos de dolor, las alabanzas en maldiciones, la expansión del júbilo en votos de venganza, y el licor en sangre. Más de cien cadáveres yacían tendidos, y de entre los escombros se sacaban otros de mujeres y niños, y de guerreros, a quienes el sueño de la beodez impidió salvarse del de la muerte. Esposas y madres lloraban a grito herido junto a sus hijos y esposos difuntos, los niños...
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