El conde de Montecristo: 1-11
El conde de MontecristoPrimera parte: El castillo de IfCapítulo 11 de Alejandro Dumas Capítulo onceEl ogro de Córcega Al contemplar aquel rostro tan alterado, el rey Luis XVIII rechazó violentamente la mesa a que estaba sentado. -¿Qué tenéis, señor barón? -exclamó-. ¡Estáis turbado y vacilante! ¿Tiene alguna relación eso con lo que decía el conde de Blacas, y lo que acaba de confirmarme el señor de Villefort? Por su parte el conde de Blacas se acercó también al barón; pero el miedo del cortesano impedía el triunfo del orgullo del hombre. En efecto, en aquella sazón era más ventajoso para él verse humillado por el ministro de policía, que humillarle en cosa de tanto interés. -Señor... -balbució el barón. -Acabad -dijo Luis XVIII. Cediendo entonces el ministro de policía a un impulso de desesperación, corrió a postrarse a los pies del rey, que dio un paso hacia atrás frunciendo las cejas. -¿No hablaréis? -dijo. -¡Oh, señor! ¡Qué espantosa...
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