El joven gigante
La carga ligera de los Hermanos Grimm Un campesino tenía un hijo que no abultaba más que el dedo pulgar; no había manera de hacerlo crecer, y, al cabo de varios años, su talla no había aumentado ni el grueso de un cabello. Un día en que el campesino se disponía a marcharse al campo para la labranza, díjole el pequeñuelo: - Padre, déjame ir contigo. - ¿Tú, ir al campo? - replicó el padre. - Quédate en casa; allí no me servirías de nada y aún correría el riesgo de perderte. Echóse el pequeño a llorar, y, al fin, el campesino, para que lo dejara en paz, metióselo en el bolsillo y se lo llevó. Al llegar al campo, lo dejó sentado en un surco recién abierto. Mientras estaba allí, acercóse un enorme gigante que venía de allende los montes. - ¿Ves aquel gigantón de allí? - dijo el padre al niño, para asustarlo. - Pues vendrá y se te llevará. En dos o tres zancadas de sus larguísimas piernas, el gigante llegó ante el surco. Levantó cuidadosamente al...
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