El médico rural: 28
Capítulo XVII 28 Pág. 28 de 28 El médico rural- Segunda parte Felipe Trigo Fuera, en la tibia noche de marzo, y todavía a las once, seguía vociferando casi la misma multitud que escoltó al cortejo hacia la iglesia y al retorno de la iglesia. Desde la terraza de las tapias, los criados encendían antorchas y bengalas, y Curra no cesaba de lanzar puñados de confites. Dentro no cabía más gente; alrededor de la gran mesa del hall apretujábanse damas y señores, riendo, gritando, manchándose con los vinos y los dulces. Muchos tenían que resignarse a estar amontonados por las puertas, y algunos, más prácticos, retirábanse en grupos al pasillo con su sorda borrachera y una botella de champaña... Porque había champaña, legítimo; timbre fastuoso de una fiesta que quiso poner doña Claudia al nivel del fastuosísimo suceso. Habían venido de Oviedo los tíos de Inés; de Oyarzábal, el doctor Peña con sus hijas, y parientes de otros pueblos. Únicamente el...
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