Ismael : 21
Ismael : 21 de Eduardo Acevedo Díaz Los fugitivos, antes que cayera la noche, devoraron al galope una distancia considerable. Tenían por delante la inmensa extensión desierta, arroyos, ríos y selvas. Aldama era el baqueano en la zona que recorrían, y conocía en ella según él afirmaba, con aire chocarrero, entre las sombras de la noche, los campos, por el gusto de las yerbas, y la hacienda gorda, por el ruido de las pezuñas. Caía el crepúsculo, cuando ellos resolvieron guarecerse en los montes del Río Negro, cuajados entonces de matreros. Denominábanse así, no sólo los delincuentes y contrabandistas que la Hermandad perseguía sin tregua, sino también a los que, sin tener cuentas con la justicia del Rey, eludían el servicio de las armas resignándose a una vida montaraz de perpetua zozobra. Esta tenía múltiples faces pintorescas y dramáticas. Los días se pasaban en la...
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