La altísima: 03

25/03/2011 5.424 Palabras

Capítulo III 03 Pág. 03 de 21 La altísima- Primera parte Felipe Trigo ¿Cómo sería su hablar? ¿Por qué sentía él la angustia de las esperas solemnes? Víctor sabía rendirle... No: tenía «la fatalidad de rendirle» la intensidad de su vida á cualquier azar insignificante. ¡Sentía la angustia concentrada y prendida á la aguda precisión de estos últimos minutos en que pocos más podían decidir el desengaño! El reloj había acabado de mostrarle el límite del plazo exacto: las nueve. «De ocho y media á nueves», decía la cita. Las nueve repetían con campanear pausado y sonoroso una torre del puerto y la torre de San Blas. Y el sol y la brisa matinales formábanle en la espaciosidad desierta de la Ronda un preludio de frescor y luz á la esperanza. Desde el balcón, tras la persiana verde y las macetas de geranios, veía enfrente las fábricas con su silencio de domingo, y la larga acera, sin nadie á ratos, después de haber pasado la gente á...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info