La campaña del Maestrazgo : 31
La campaña del Maestrazgo : 31 de Benito Pérez Galdós Quedose D. Beltrán solito en las ruinas, lo que no era muy divertido para el pobre señor, pues el frío de la mañana le obligaba a requerir su abrigo, envolviéndose bien en el capote que le había traído Nelet. No menos de una hora estuvo rezando, atacado también de vagos temores, semejantes a los de Santapau, y a cada instante creía sentir blandos ruidos que le parecían el roce del sayal de la monja contra las piedras. «No -se decía-, no sentiré roce de vestidos ni de pisadas. Veré aparecer primero la cabeza, después los hombros, y sin hacer ruido alguno se me pondrá delante...». No veía nada el buen caballero; pero vio amanecer, y distinguió los telones de piedra desgarrados, en el centro de los cuales se encontraba; y cuando reconocía con su menguada vista la decoración, oyó voces efectivas, sílabas...
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