La Cartuja de Parma: XIV
La Cartuja de Parma: XIV de Stendhal Mientras Fabricio corría en pos del amor, en una aldea cerca de Parma, el fiscal general Rassi, seguía tratando su asunto como si hubiera sido un liberal. Fingió que no hallaba testigo; de descargo, o mejor dicho, los intimidó a todos. Por último, después de una sabia labor que duró cerca de un año, a los dos meses de la última estancia de Fabricio en Bolonia, cierto viernes, la marques Raversi, loca de alegría, dijo públicamente en su salón que la sentencia contra el pequeño del Dongo se había dado hacia una hora e iba a ser, al día siguiente, puesta a la firma del príncipe y aprobada por éste. Unos minutos después la duquesa supo estas palabras de su enemiga. -Mal servido debe de estar el conde por sus agentes – dijo- aún esta mañana no creía que la sentencia pudiera estar lista hasta dentro de ocho días. Quizá no le desagrade mucho alejar de Parma mi joven vicario general; pero -añadió canturreando- lo veremos...
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