La Cartuja de Parma: XV
La Cartuja de Parma: XV de Stendhal Dos horas después el pobre Fabricio, esposado y atado por una larga cadena a la sediola misma en donde la habían instalado; salía para la fortaleza de Parma con una escolta de ocho guardias. Estos tenían orden de ir recogiendo a todos los compañeros que encontraran a su paso por las aldeas. El podestá mismo acompañaba a tan importante preso. Hacia las siete y media, la sediola, seguida por todos los pilluelos de Parma y escoltada por treinta guardias, atravesó el hermoso paseo, delante del palacete donde vivió la Fausta, y se presentó ante la puerta exterior de la fortaleza en el momento en que el general Fabio Conti y su hija iban a salir. El coche del gobernador se detuvo antes de llegar al puente levadizo, para dejar paso a la sediola en donde venía atado Fabricio. El general gritó en seguida que cerrasen las puertas de la fortaleza, y se apresuró a bajar a, la oficina de entrada para ver de qué se trataba. No quedó poco...
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