La Cartuja de Parma: XVI
La Cartuja de Parma: XVI de Stendhal Pues bien exclamó el general al ver a su hermano de César la duquesa va a gastarse cien mil escudos para intenté burlarse de mí y que se escape el preso. Pero, por el momentos vemos obligados a dejar a Fabricio en su cárcel, en lo alto de la fortaleza de Parma. Está bien guardado y volveremos a encontrarla más tarde, acaso un poco cambiado. Vamos a ocuparnos, por ahora de la corte, en donde muy complicadas intrigas y sobre todo la pasión de una mujer desgraciada van a decidir su suerte. Mientras subía los trescientos noventa escalones que conduce a la prisión de la torre Farnesio, Fabricio que tanto había temido este instante, halló que no tenía tiempo de pensar en su desgracia. Cuando la duquesa volvió a su casa, después de la velada de conde Zurla, despidió a sus criadas y dejándose caer vestida en la cama, exclamó en alta voz: ¡Fabricio está en poder de sus enemiga y van a envenenarlo quizá por culpa mía! ¿Cómo pintar...
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