La lucha por la vida III: 085
none Pág. 085 de 127 La lucha por la vida III Tercera parte Pío Baroja Siguieron los cinco por la calle Ancha. Se detuvieron cerca de la casa de Manuel, delante de una fábrica. Por los ventanales se veía el local ancho, iluminado fuertemente, y los grandes volantes negros que giraban zumbando; los reguladores de Wat, de acero, unos con las bolas .muy separadas, otros con las bolas juntas, volteaban con rapidez. -¿Te vas ya? -le dijo a Manuel el Libertario-. Hace una hermosa noche. -¡Hombre! Entraré en casa a decir que se acuesten. Subió rápidamente, sin hacer ruido, y pasó al comedor. Voy a dar una vuelta -le dijo a la Salvadora. -Bueno. -¿Y Juan? -Acostado. -A cuéstate tú también. Salió. Los cinco entraron por la calle de Magallanes, entre las dos tapias. Era una de esas noches negras, en las que no se ve dos pasos más allá. Hacía una temperatura suave, tibia. Al principio de la calle estrecha, la luz de un farol oscilaba con el viento y alumbraba el...
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