La madre Naturaleza: 16
none 16 Pág. 16 de 36 La madre Naturaleza Emilia Pardo Bazán Capítulo XVI -¡Cortezuda es la pobrecilla! -pensaba Gabriel mientras su sobrina callaba arrancando uno tras otro los pétalos de una flor silvestre. La flor, que era una margarita, le contestó -mucho- pero la muchacha, que nada tenía de romántica, no le había preguntado cosa alguna. -Manuela (esto ya iba dicho en voz alta y con dulzura y ansiedad) dispénsame que te haga una pregunta. ¿Estás así, incomodada y de mal humor, por culpa mía, por tener que acompañarme? Mira, dímelo francamente, porque... no tendrá nada de particular, ¿sabes? Lo que se dice nada. Un pariente forastero que llega ayer, llovido del cielo; a quien tú no has visto jamás ni probablemente oído nombrar dos veces en toda tu vida; que no conoce tus gustos y costumbres, ni tú las de él... más viejo... mucho más viejo que tú; y que va tu padre y te manda que... lo acompañes, ¿no es eso? Hija, comprendo,...
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