La vuelta al mundo en 80 días: Capítulo IV
La vuelta al mundo en 80 días Capítulo IV de Julio Verne A las siete y veinticinco, Phileas Fogg, después de haber ganado unas veinte guineas al whist, se despidió de sus honorables colegas y abandonó el ReformClub. A las siete y cincuenta abría la puerta de su casa y entraba. Picaporte, que había empezado a estudiar concienzudamente su programa, quedó sorprendido al ver a mister Fogg culpable de inexactitud acudir a tan inusitada hora, pues, según la nota, el inquilino de Saville Row no debía volver sino a medianoche. Phileas Fogg había subido primero a su cuarto y luego llamó. -Picaporte no respondió, porque no creyó que pudieran llamarlo. No era la hora. -Picaporte- repuso mister Fogg sin gritar más que antes. Picaporté apareció. -Es la segunda vez que os llamo -dijo el señor Fogg. -Pero no son las doce- respondió Picaporte sacando el reloj. -Lo sé, y no os reconvengo. Partimos dentro de diez minutos para Douvres y Calais. Al rostro redondo del francés...
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