La vuelta al mundo en 80 días: Capítulo XXV
La vuelta al mundo en 80 días Capítulo XXV de Julio Verne Eran las siete de la mañana, cuando Phileas Fogg, mistress Aouida y Picaporte pusieron el pie en continente americano, si es que puede darse ese nombre al muelle flotante en que desembarcaron. Esos muelles, que suben y bajan con la marea, facilitan la carga y descarga de los buques. Allí se arriman los clippers de todas dimensiones, los vapores de todas las nacionalidades, y esos barcos de varios pisos, que hacen el servicio del Sacramento y de sus afluentes. Allí se amontonan también los productos de un comercio que se extiende a Méjico, al Perú, a Chile, al Brasil, Europa, Asia y a todas las islas del Océano Pacífico. Picaporte, en su alegría de tocar, por fin, tierra americana, creyó que debía desembarcar dando un salto mortal del mejor estilo; pero, al dar en el suelo, que era de tablas carcomidas, por poco lo atravesó. Desconcertado del modo con que se había apeado, dio un grito formidable, que hizo...
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