Las inquietudes de Shanti Andía: 089
none Pág. 089 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro cuarto Pío Baroja Zaldumbide no regateaba fusiles ni pólvora para adquirir un buen género. A él no le daban un anciano venerable por un hombre joven, aunque estuviese teñido, ni un hombre con una hernia por un individuo bien organizado. Él, con el doctor Cornelius, miraba los dientes de los negros, estudiaba los músculos y las articulaciones; veía si tenían hinchado el vientre. -Cuando yo doy un negro, un buen negro por mil duros, es que es una cosa excelente -decía Zaldumbide, y añadía-: Ante todo la seriedad comercial. El género femenino de color no le gustaba al capitán, quizá, por razones de moralidad. Zaldumbide no era partidario de maltratar ni de pegar siquiera a los negros, no por nada, sino por no estropearlos. Los demás capitanes negreros trataban a fuetazos a sus negros. Estos fuetazos no eran más que el ligero prólogo de los que les darían después los bandidos de América. Hay...
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