Las inquietudes de Shanti Andía: 134
Capítulo III - El pontón 134 Pág. 134 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro séptimo Pío Baroja Llegamos a tierra y nos condujeron delante de los jueces. Aparecieron en el banquillo todos los tripulantes de El Dragón. El no haber resistido y el quedar los hechos oscuros nos salvó de ser ahorcados. Si el juicio hubiera sido como los ordinarios, quizá hubiéramos quedado libres; pero nos juzgaron tan sumariamente que no pudimos defendernos. Fuimos condenados a la deportación en distintos presidios y pontones: los jefes a diez años, los marineros a cinco. No a todos nos enviaron al mismo punto. Los marineros fueron conducidos a presidios del interior y a los pontones próximos a Portsmouth y Chatham. A nosotros nos destinaron a un pontón del norte. Embarcamos en un cutter que se llamaba Flying Fish (el Pez Volador), Ugarte, Nissen, el timonel, Old Sam, el contramaestre, el irlandés Allen, que quiso venir conmigo por amistad, y otros prisioneros...
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