Las inquietudes de Shanti Andía: 140
none Pág. 140 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro séptimo Pío Baroja Allen ató la cuerda en uno de los barrotes de la barandilla, y al otro extremo las tablas que nos tenían que servir para atravesar los pantanos. El irlandés comenzó a bajar sin hacer el menor ruido; cuando la cuerda dejó de estar tensa, se descolgó Ugarte, y después fui yo. Hubo un momento; al descender, que creí que el centinela me estaba mirando; pero, sin duda, fue ilusión mía. -Bueno; vamos. Soltamos las tablas de la cuerda y comenzamos a nadar los tres hacia la costa. Había mucha mar. Soplaba un nordeste muy fuerte, que comenzó a traer grandes gotas de lluvia. Ugarte comenzó a nadar con brío; yo le dije que tuviera cuidado, porque se iba a cansar pronto. Me atendió, y de cuando en cuando los tres nos echábamos boca arriba para descansar. Nos sustituimos llevando el fajo de tablas, que nos servía para nadar con menos fatiga. Pasamos por delante del otro pontón. En...
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