Las inquietudes de Shanti Andía: 154
none Pág. 154 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro séptimo Pío Baroja -¡Socorro! ¡Socorro! -gritamos Smiles y yo desesperadamente, uniendo nuestras voces. Al principio no nos debieron oír; después vimos a la luz de la luna que el barco se acercaba a nosotros con las velas desplegadas. La gente de Ryp debió darse cuenta de nuestros gritos y comenzó a dispararnos. Smiles y yo nos echamos al agua y, nadando, llegamos a coger la goleta. Cuando yo me encontré sobre cubierta, prometí no volver a aquel maldito paraje. Llegamos a las Canarias, y de las Canarias a Liverpool. Yo pensaba que con la relación de nuestras fatigas y con la muerte de Allen, la familia de mi novia se habría curado del deseo de encontrar tesoros, pero fue todo lo contrario. -Tienes que ir -me decía mi futura suegra- a ver a ese español, a que te diga dónde está el tesoro de Zaldumbide. Y a eso venimos. Usted pónganos sus condiciones. . -Yo, ninguna. Soy rico, no tengo...
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