Las mil y una noches:841
Las mil y una noches - Tomo V pero cuando llego la 872ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGO LA 872ª NOCHE Ella dijo: ... Y con mi gesto más indiferente, de nuevo hice un signo negativo de cabeza. Y me puse a mirar a otra parte. Entonces la mujer del joyero recogió sus velos como para marcharse, se dirigió a la puerta, hizo ademán de abrirla, y como decidiéndose de pronto, se encaró conmigo y me dijo: "¡La última palabra! ¡Cien dinares de oro! ¡Y eso que no sé si mi marido querrá darme tan formidable suma!" Y entonces accedí a contestar, y le dijo, no sin un aire de profunda indiferencia: "No es para que te marches disgustada, ¡oh vecina! pero estás muy lejos de ponerte en razón. Porque este huevo de vidrio, por el que me ofreces el precio irrisorio de cien dinares, es una cosa maravillosa, y su historia es tan maravillosa como él mismo. Por eso, y únicamente para darte gusto a ti y a nuestro vecino, y para no hacer que se reconcentre el deseo de una mujer...
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