Las tormentas del 48: 24

19/05/2024 3.456 Palabras

Las tormentas del 48 Capítulo XXIV de Benito Pérez Galdós Mientras Eufrasia y la prendera se consagraban sin descanso a su piadosa obra, entró Aransis que venía a traerme dinero, tan necesario para mí en los días fúnebres como en los alegres días. «Márchate ahora mismo -le dije-, que hay aquí una señora, mi amiga, a quien no gustará que la veas». Invocó él nuestra amistad, que no admitía secretos entre los dos, para que yo abriese un poco la mano en la confianza; mas no accedí a ello, y que quieras que no, le expulsé con recomendación enérgica de no atisbar en la calle la salida de la dama... Terminado el acto de vestir a la pobre muerta, Eufrasia volvió a ponerse mantilla y guantes. Su palidez intensa declaraba su grande emoción. «Está guapísima -me dijo-, y la toca blanca da a su rostro una expresión enteramente mística. Nunca, por mucho que viva, olvidaré esa cara, que tan muerta y callada me ha dicho cosas muy bellas... Yo también le he dicho a...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info