Memorias de la casa de los muertos. Cap V - Los tres primeros días
A los tres días de mi llegada al presidio recibí la orden de ir al trabajo. La impresión que me ha quedado de aquel día es aún vivísima, a pesar de queno me ofreció nada de particular, si se exceptúa lo que mi situación tenía en sí misma de extraordinario. En aquellos momentos lo miraba todo con curiosidad. Los tres primeros días fueron para mí, seguramente, los más penosos de mi reclusión. -Se acabaron mis peregrinaciones -me decía a cada instante-; ya estoy en el penal; mi puerto único durante largos años. Este es el rincón donde he de vivir; entro con el corazón desgarrado y lleno de desconfianza… ¡y quién sabe si lo echaré amargamente de menos cuando lo abandone! -añadía, llevado de esa alegría maligna que nos excita a ensanchar la herida como para saborear con deleite el sufrimiento-. A veces se experimenta un vivo placer conociendo toda la extensión de la propia desventura. El pensamiento de que pudiera llegar a echar de menos aquella triste...
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