Memorias de un cortesano de 1815 : 6
Memorias de un cortesano de 1815 : 6 de Benito Pérez Galdós Nos tratamos, como he dicho, en casa de las señoras de Porreño. Él había oído hablar de mí y deseaba conocerme. Pidiome el primer día de nuestro trato algunos favores y se los hice con el mayor gozo. No era más que emparedar ciertos expedientes de un hermano suyo, teniente de resguardo, a quien la Real Hacienda se había empeñado en mortificar impíamente por unas cuentas... ¿Pues no se le había antojado al badulaque del ministro oprimir y vejar instituciones tan honradas como las tenencias de resguardo? En fin, todo se arregló a maravilla y se acabaron los disgustos. Por mi parte nada pedí a D. Blas sino que me tuviera presente en sus oraciones; pero un día sin previa solicitud, ni esperanza, ni aun sospecha, encontreme ascendido a una plaza de cuarenta mil reales en Tercias Reales. Es que el gobierno buscaba empleados celosos, y cuando...
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