Segundo Libro de La Galatea: 19
Si han sido el cielo, amor y la fortuna, sin ser de mí ofendidos, contentos de ponerme en tal estado, en vano al aire envío mis gemidos, en vano hasta la luna 5 se vio mi pensamiento levantado. ¡Oh riguroso hado!, ¡por cuán estrañas desusadas vías mis dulces alegrías han venido a parar en tal estremo, 10 que estoy muriendo y aun la vida temo! Contra mí mesmo estoy ardiendo en ira, por ver que sufro tanto sin romper este pecho, y dar al viento esta alma, qu’en mitad del duro llanto 15 al corazón retira las últimas reliquias del aliento; y allí de nuevo siento que acude la esperanza a darme fuerza, y, aunque fingida, a mi vivir es fuerza, 20 y no es piedad del cielo, porque ordena a larga vida dar más larga pena. Del caro amigo el lastimado pecho enterneció este mío, y la empresa difícil tomé a cargo. 25 ¡Oh discreto fingir de desvarío! ¡Oh nunca visto hecho! ¡Oh caso...
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