Segundo Libro de La Galatea: 20
¿Por qué camino, con qué fraude y mañas, 45 por qué estraño rodeo entera posesión de mí tomaste? Y ¿cómo en mi piadoso alto deseo y en mis limpias entrañas la sana voluntad, falso, trocaste? 50 ¿Juicio habrá que baste a llevar en paciencia el ver, perjuro, que entré libre y seguro a tratar de tus glorias y tus penas, y agora al cuello siento tus cadenas? 55 Mas no de ti, sino de mí sería razón que me quejase, que a tu fuego no hice resistencia. Yo me entregué, yo hice que soplase el viento que dormía 60 de la ocasión con furia y violencia. Justísima sentencia ha dado el cielo contra mí que muera, aunque sólo se espera de mi infelice hado y desventura 65 que no acabe mi mal la sepultura. ¡Oh amigo dulce, oh dulce mi enemiga, Timbrio y Nísida bella, dichosos juntamente y desdichados! ¿Cuál dura, inicua, inexorable estrella, 70 de mi daño enemiga; cuál fuerza injusta...
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