Características generales Por lo común, en la biocenosis no interfieren los organismos exteriores o sus productos, pero, en cambio, son determinantes el ambiente fisicoquímico exterior y sus modificaciones (luz, temperatura, régimen de vientos, composición del agua). El ejemplo más típico de biocenosis lo ofrecen los lagos, que constituyen un sistema muy cerrado que recibe aportaciones prácticamente limitadas a las radiaciones solares. También pueden ser ejemplos las zonas de turbera, los arrecifes coralinos, las islas, las cuevas e, incluso, áreas continentales u oceánicas de condiciones ambientales relativamente homogéneas y de población de organismos más o menos estable.