Los promotores de estos monumentos, los reyes pallava, provenían originariamente del norte. Tras dominar el sudeste del subcontinente, convirtieron el puerto de Mahabalipuram en un importante centro comercial. Dada la falta de canteras de piedra en la zona, el rey Narasimhavarman I (hacia el 630-645) decidió iniciar los trabajos de arquitectura sacra en una cima que sobresalía detrás de la ciudad. De este modo fueron tallados diez santuarios rupestres llamados mandapas, que presentan reducidas dimensiones y están profusamente decorados con relieves de divinidades y animales. Este monarca aficionado al arte fue conocido con el sobrenombre de Mahamalla (es decir, «gran luchador»), y en su honor hoy en día la localidad es conocida también como Mahamallapuram.
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